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Adiós al maestro Hace poco más de un año me encontré a Atilio en la Estación Experimental del INTA; venía de visitar el emprendimiento productivo de El Chañar III Etapa. Me dijo, “Vengo de la tierra prometida”. Qué otra cosa podía pensar, si pasó su vida declamando las posibilidades de la Norpatagonia para la producción de vinos de alta calidad, cuando comenzó a ver hecho realidad aquello por lo que siempre luchó. Atilio Casino llegó al Valle en los años 50 desde Mendoza y como buen mendocino le dedicó su vida a su pasión: los viñedos y su noble producto. Entremezclaba sus profundos conocimientos, con una actitud casi de poeta cuando hablaba de la viña. Cuando los más jóvenes le hacían referencia a la rusticidad de la vid en términos de graciosa provocación, él contestaba “no se equivoquen, la viña es noble”. Decía, hace más de 20 años, que en la vitivinicultura argentina el crecimiento se había dado en función de una sola estrategia: producción masiva de vinos comunes de mesa para el mercado consumidor interno. Esto a su entender provocó sucesivas y periódicas crisis. Cassino remarcaba la necesidad de emprender el camino hacia la producción de vinos finos, como una de las pocas alternativas que tenía y tiene la vitivinicultura regional para consolidarse y evitar su destrucción total. Durante años él con su colega y amigo Alcides Llorente defendieron una colección de vides casi centenaria en la Estación Experimental Alto Valle del INTA. Aun cuando la viticultura de vinos comunes parecía ser el único camino, no pocos visualizaban la inutilidad de mantener cepajes que no tenían aplicación comercial inmediata… Muchas de esas plantas nos dan hoy los barbados y la uva para elaborar los nuevos vinos de alta calidad de la Norpatagonia. Son hijas de las plantas de aquella vieja colección. Atilio fue un prócer de la viticultura regional, luchador, creativo, visionario. Seguramente a quienes hemos compartido momentos de reflexión y diálogo nos acompañará la satisfacción de llevar la impronta que nos dejó el maestro. Carlos Magdalena.